28 de Agosto de 2021 10:29 HS
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Pulverizaciones para una producción rentable y responsable

El especialista Mariano Luna fue convocado a Gálvez para una jornada a campo. Además de ser un respiro, tras un año y medio restricciones por la pandemia, el encuentro fue un ejercicio necesario para consolidar conocimientos clave.

La mejora en los indicadores sanitarios de la pandemia hicieron posible algo muy esperado por productores, asesores y contratistas: la vuelta de jornadas técnicas a campo, donde no sólo retomar el contacto con los pares sino poder capacitarse para un trabajo más eficiente.

Así fue como el lunes 23 de agosto el grupo IDEAR Gálvez desarrolló en un lote cercano a esa ciudad un encuentro con el foco puesto en las pulverizaciones agrícolas. La capacitación estuvo a cargo del reconocido especialista Mariano Luna, de larga trayectoria en INTA y ahora desempeñándose en el ámbito privado.

El ingeniero Leonel Tornotti, como parte de la organización, confirmó que las charlas a campo eran "muy esperadas" en el ambiente, tras un año y medio sin actividades de este tipo, y definió que en esta oportunidad apuntaron a "calidad de aplicaciones, calibración de equipos y formulaciones adecuadas, porque hoy estamos tirando muchos dólares por los picos y nos incumbe mejorar esa calidad para el control de insectos o malezas, que en estos años de sequía se hicieron muy frecuentes".

Según su evaluación, lo más notorio a "pulir" en el sector son las cuestiones culturales, respecto de los productos que se utilizaban antes y los de ahora. Y también las mezclas de principios activos en el tanque, que deben realizarse incorporando los principios activos en un orden tal que no se vean afectados químicamente. "Unos años antes prácticamente sólo se usaba glifosato, pero hoy se acumulan entre 3 y 4 principios activos en el caldo; entonces hay que aprender a colocarlos en el tanque en su orden de prioridad".

Chequeo. Luego de cada pasada, y tras recolectar las tarjetas hidrosensibles, hizo la lectura con Spray Gurú, una aplicación para conteo y tipificación de gotas.

Puntería

En diálogo con Campolitoral, Luna remarcó que una pulverización eficiente "es fundamental", ya que en un año malo las adversidades pueden llevarse hasta el 70% de un cultivo; pero además, como sector agropecuario y como asesores, en el caso de los agrónomos, "tenemos el deber de ser eficientes, aplicar las dosis mínimas de producto necesario para no sobredosificar y esto se puede si afinamos muy bien todos los parámetros". En el mismo sentido, se debe mostrar responsabilidad ante la sociedad de "lo que verdaderamente podemos hacer, que es no contaminar el medioambiente".

Así, comenzó señalando un aspecto fundamental que muchos lo pasan de largo: la cantidad de gotas necesarias por centímetro cuadrado para que los herbicidas, insecticidas o fungicidas muestren todo su potencial y tener buenos controles en el lote.

"Es muy común ver aplicaciones donde no se llega al objetivo con la cantidad de gotas y eso es lo fundamental y se puede ver con las tarjeta hidrosensibles; es tan sencillo como eso: ir al campo y chequear con tarjetas cuantas gotas hago", resumió.

En la dinámica, Luna mostró que para algunos productos con 20 gotas por centímetro cuadrado es suficiente, mientras que otros necesitan 70 "por su movilidad, por su forma de llegar?".

En medio de lote, rodeado de unos 30 asistentes, Luna mostró cómo funciona la aplicación móvil de INTA "Calibrador Criollo", creación de Juan Pablo D'Amico en La Pampa, que permite ir modificando variables como tipo de boquillas y distancia entre ellas, velocidad de avance de la máquina, presión de trabajo, litros por hectárea, para "sacar las cuentas antes y ya ir estimando cómo se irá comportando la máquina".

Luego de cada pasada, y tras recolectar las tarjetas hidrosensibles, hizo la lectura con Spray Gurú, una aplicación para conteo y tipificación de gotas.

Para determinar el tamaño y cantidad de gotas necesarias, además de tener en cuenta el estado biológico de la plaga y su ubicación, o sea "qué tan escondida está", y habiendo establecido la cantidad de gotas necesarias para su control, lo que se debe considerar es la intensidad del viento, porque es el principal factor que va a influir en el movimiento y la llegada de la nota. "Generalmente a menor intensidad de viento se pueden usar gotas más finas y más gruesas a la inversa".

Para "fabricar" las gotas necesarias, explicó, se trabaja con dos variables muy sencillas: el tipo de boquilla a usar, sea cono hueco, abanico plano o esta misma con aire inducido; y a qué presión se usan. "Eso nos dará el tamaño de la gota para llegar bien y cuidar la deriva;

mientras que la cantidad de gotas por centímetro cuadrado le logra con el volumen de agua por hectárea. "Dependiendo los litros que hagamos, a un tamaño de gota dado, es la cantidad que vamos a tener por centímetro cuadrado".

A su vez, la velocidad de la máquina influye en el volumen por hectárea y en ciertos momentos también en el comportamiento de las gotas. "A una misma presión de trabajo o litros por minuto que tira una boquilla, si se disminuye la velocidad vas a tirar más litros a igual presión; caso contrario si aumentás la velocidad (manteniendo la presión) tirás menos litros", resumió.

Factores clave

Por otra parte, mencionó los factores que hacen a una pulverización adecuada. La formulación del caldo y el orden en que deben incorporarse los principios activos es determinante. "Decimos que hay un factor psicológico en referencia a la comunicación entre los encargados de dar el orden de adición de los productos y los operarios", porque el asesor suele hacer una lista pero no según el orden en que se deben incorporar al tanque. "El orden de adición de los productos dentro de la máquina juega un rol fundamental en lo bien preparado que esté el caldo", advirtió.

Otro aspecto muy importante es la calidad del agua a utilizar, ya que debe tener un PH cerca de la neutralidad y una dureza que no supere las 150 ppm (partes por millón). "Con aguas por encima de estos parámetros estamos perdiendo mucho producto que se desactiva y, por lo tanto no está disponible para el control de la adversidad determinada".

La dureza -definió- principalmente va a afectar fuertemente a todos los herbicidas, aunque el PH también incide. "Tranquilamente con más de 600ppm se pierde entre 15 y 30% del glifosato que se está aplicando", sostuvo Luna. Mientras que el PH afecta a fungicidas e insecticidas. "Si aplicás con PH arriba de 8 podés estar perdiendo una gran dosis de insecticidas, que encima se usan en proporciones chicas por lo tanto el control puede ser malo a deficiente". Por lo tanto remarcó la necesidad de ser cautos con la calidad del agua.

Para corregir estos valores, la firma en la que trabaja (Rizobacter) cuenta con el único corrector de dureza del mercado con un buffer de PH. "Es importante no aplicar con un PH alcalino de 8 ni con uno excesivamente ácido; entonces el buffer hace que se mantenga cerca de la neutralidad, previo al ingreso de los productos", explicó.

Relacionado a esto lo consultaron sobre el tiempo de espera para que actúe el corrector, que creían debía ser de un día. Sin embargo eso no es así. "No se necesita, es una reacción química bastante rápida; lo que nos tenemos que asegurar, y quizás hay que esperar, es que ese corrector se mezcle con toda el agua y eso dependerá del diseño del tanque y de la agitación que tenga", finalizó.

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